Perfecto


Dejé de ser perfecto media hora
y me retaste
a relajarme que son vacaciones,
a dormir siesta
y deslizarme por el tobogán.


Acompasé mi aliento a tu memoria
y cuando el corazón se aceleró
perdí mi norte sur este y oeste
y tuve que volver a trabajar.


No hay karma que repare este vacío
que dejas a la altura de mi ombligo.
No hay perfección flexible.
Sólo el breve murmullo que,
por doquier,
reparten las mujeres en pasillos.

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