Cada vez

Cada vez que me lloran los ojos, me acuerdo de ti.

Cada vez que descubro un tesoro que te hubiera encantado.

Cada vez que alguien silba tu nombre, recuerdo tu voz.

El silencio del ruido en ese rincón del salón es atronador.

Cada vez.


Cada vez que alguien sonríe de soslayo 

como sólo tú hacías

me devuelve tu imagen

que se enreda en mi día 

y ya no me suelta la melancolía.


Cada vez que el poema hace un verso, vienes tú a rimar.

Te olvidaste los olores de tu esencia suspendidos en el aire. 

Cada vez que no estás, yo me encuentro contigo en este pasillo de desolación.


Es cada vez: 

No hay vez que me perdone un recuerdo.

No hay vez que me indulte de la sorpresa de tu ausencia.

Cada vez es cruel. 

Cada vez, sin piedad.


Pienso tanto en ti que, 

al final, 

es como si yo me hubiera ido 

y tú te hubieras quedado. 




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